El perro yagán, conocido también como perro fueguino, era un cánido de tamaño mediano que habitaba en el archipiélago de Tierra del Fuego. Hoy en día es una especie extinta y con cierto grado de controversia, porque no se podría considerar estrictamente como una raza de perros, ya que parece descender en realidad del zorro culpeo (Lycalopex culpaeus), en lugar del perro doméstico, que fue domesticado del lobo (Canis lupus).
Esta controversia surgió debido a que, con el fin de desvelar el misterio que rodea a este cánido, se llevó a cabo una investigación en 2013. Para ello, se utilizó una muestra de un espécimen embalsamado que se encontraba en el Museo Regional Fagnano en Río Grande, Tierra del Fuego. Se extrajo ADN del cabello del animal y se comparó con el de otros cánidos que habitaban naturalmente la región de la Patagonia, como el zorro culpeo (Lycalopex culpaeus), el zorro gris (Lycalopex griseus) y el zorro de las pampas (Lycalopex gymnocercus) o aguarachay.
Los resultados de este análisis revelaron una mayor similitud genética entre el perro fueguino y el zorro culpeo, con un 97,57% de identidad. Por otro lado, se encontró una mayor divergencia genética entre el perro fueguino y el perro doméstico actual, con un 88,93% de diferencia. Estos hallazgos sugieren que la domesticación del perro fueguino podría ser el resultado de una interacción atípica entre los cazadores-recolectores que habitaban la Patagonia y los zorros de la región. Esto contradice la idea de que este perro fue introducido por los colonizadores.
En resumen, el análisis genético realizado en 2013 reveló que el perro fueguino tiene una mayor afinidad genética con el zorro culpeo y una mayor divergencia con el perro doméstico actual, lo que sugiere una domesticación atípica de zorros por parte de los cazadores-recolectores de la Patagonia. Estos resultados desafían la creencia de que este perro fue introducido por los colonizadores.
Pero, de todas maneras, no hay certeza absoluta de los resultados, ya que, tal y como dice la paleobióloga, doctora en Ecología e investigadora de Capes UC, Natalia Villavicencio; “hay algunos grupos de científicos que se mantienen escépticos porque es la única muestra que se tiene”, en referencia a la muestra del Museo Regional Fagnano.
Para tener más información sobre ellos y confirmar o rechazar fehacientemente las hipótesis, es necesario todavía acudir a la ciencia y cruzar datos con los registros documentales y la narrativa ancestral.
Orígenes del Perro Yagán
Al tratarse de una especie extinta y cuyo apogeo fue hace muchos años, los orígenes del perro yagán no están realmente claros. Fue en base a relatos que se fue reconstruyendo la supuesta historia, la cual está íntimamente ligada con los aborígenes yaganes (de ahí toma el nombre el perro, obviamente), una tribu indígena que habitó Tierra del Fuego en épocas precolombinas.
De acuerdo siempre a estos relatos y crónicas, este cánido que vivía entre los yaganes y los selk’nam coincidía en su dispersión geográfica, centrada en la porción central y austral de la isla Grande de Tierra del Fuego y tierras emergidas circundantes; con los indígenas fueguinos.Esto da a entender que es muy probable que haya sido una especie domesticada por estos últimos.
A su respecto, el pueblo yagán, también conocido como yámana, es una comunidad indígena que habita en el archipiélago fueguino, ubicado en la región más austral de Sudamérica, en los territorios de Chile y Argentina.
Su estilo de vida tradicional se caracterizaba por ser nómada, desplazándose a través de canoas mientras se dedicaban a la caza, recolección y pesca.
Estas actividades eran fundamentales para su subsistencia y les permitían aprovechar los recursos naturales de la región de manera sostenible.
De estas mismas es que se infiere pueda venir la necesidad de domesticación del perro yagán, o sea, como apoyo para sus actividades de subsistencia.
Funciones del Perro Yagán
Esta domesticación, aquí difieren los relatos, puede haber sido llevada adelante con diferentes finalidades. No está completamente claro debido a que el comportamiento de los perros yaganes parecía distar bastante de los comportamientos considerados “normales” de los perros en general.
Por ejemplo, en el relato de Julio Popper, menciona que “Nunca los vi, por grande que fuera su número, tomar una actitud agresiva o bien defender a sus amos cuando éstos se hallaban en peligro”, al respecto de la posible función de perros guardianes de los yagán.
También menciona que “He averiguado además que no sirven para la caza del guanaco, pues en distintas ocasiones los vi disparar a gran carrera delante de un guanaco perseguido por nuestra perrada”. Parecía descartar Popper entonces también en su relato la función de caza de esta raza de perros.
Pero también comenta en su relato “Me arriesgo, pues, mientras no obtenga mejores datos, a emitir la opinión de que los perros fueguinos solo sirven para completar el abrigo defectuoso del indio, o mas bien, como mueble calorífero del ona”. Destaca entonces que, en su opinión, el perro yagán parecía ejercer de función de abrigo para los yaganes y onas de la región a la hora del descanso.
En contrapartida al relato de Popper, José Alonso Marchante menciona “Si la flecha no acertaba el órgano vital, el animal podía errar durante un largo trecho y el cazador estaba obligado a perseguirlo, para lo cual se ayudaba frecuentemente de sus inteligentes perros”. Claramente indica de esa manera que los perro yaganes sí eran utilizados y eran muy útiles, valga la redundancia, para la actividad de la caza.
En la misma sintonía se expresaba Carlos Gallardo: “El Ona reconoce la inteligencia en su perro y por consiguiente, cuando va de caza y pasa algún tiempo sin que encuentra rastros, el indio fija su atención en el rumbo que aquel quiere tomar y lo sigue pacientemente aunque crea que está equivocado”.
Otro testimonio que se recoge, en esta caso de Antonio Coiazzi, acerca de esta raza de perros indica que los mismos “…forman parte de la familia; el perro, llamado por ellos tisne. Los onas tienen muchos perros y les guardan un afecto grandísimo. Nuestros misioneros vieron a menudo a mujeres indígenas dando de mamar a perritos cuya madre había muerto; más aún, vieron a indios hacerse tajos en las piernas por la muerte de un perro, como por la muerte de uno de sus deudos. Por lo demás, razones tienen para quererlos, pues les sirven de guardianes del toldo, y para varias clases de caza y además, durante la noche, hacen el oficio de abrigo, poniéndoselos sobre el cuerpo mientras duermen”
Esto parece asentar la discusión en el sentido de que las funciones del perro yagán eran muy importantes (y de ahí su domesticación) para los indígenas fueguinos y que eran muy valorados por su apoyo en la caza, compañía, guardia y calefacción.
Características del Perro Yagán
El animal en cuestión era un cánido que presentaba algunas características distintivas. En primer lugar, tenía orejas erectas, lo que significa que se mantenían erguidas en su posición natural.
Su hocico era afilado, lo que le confería un aspecto puntiagudo. Además, poseía una cola gruesa, lo que significa que era más robusta y densa en comparación con otros miembros de la familia de los cánidos.
En cuanto a su apariencia física, normalmente presentaba un pelaje leonado o completamente blanco. Estos colores eran comunes en estos animales. Las imágenes existentes muestran que su tamaño era similar al del zorro culpeo salvaje, que tiene un peso que oscila entre 5 y 13,5 kg.
Los gauchos solían referirse a estos zorros como “perros de crin” debido a su semejanza con el lobo de crin (Chrysocyon brachyurus). Esta denominación se debe probablemente a alguna característica específica de su aspecto físico o comportamiento que los asemejaba a dicha especie.
El explorador Lucas Bridges describió a estos animales como un cruce atrofiado entre un perro policía alsaciano y un lobo. Esta comparación sugiere que los canes yaganes tenían rasgos que evocaban la apariencia y/o el comportamiento tanto de los perros policía de raza alsaciana como de los lobos. La referencia a un “cruce atrofiado” puede implicar que tenían una apariencia peculiar o inusual, resultado de una combinación poco común de características físicas.
¿Cuándo y por qué se extinguió el Perro Yagán?
En 1919, el misionero Martin Gusinde de Silesia tuvo la oportunidad de visitar a la comunidad yagán local. Durante su visita, hizo una observación sorprendente: según su conocimiento, todos los perros parecían haber desaparecido. Esto resultó extraño, especialmente considerando que la relación entre los perros y la población local había sido ampliamente documentada por misioneros y exploradores extranjeros en ese momento. De hecho, esta colaboración mutua entre los yaganes y los perros había permitido que la región se convirtiera en el único lugar donde este inusual canino domesticado se encontraba.
Gusinde, intrigado por esta situación, decidió indagar más. Al hablar con los habitantes locales y preguntarles qué había sucedido con los animales, le informaron que toda la población conocida de perros había sido exterminada, ya que se consideraban “peligrosos para los hombres y el ganado”. Aparentemente, esta naturaleza “feroz” del animal había sido presenciada por Thomas Bridges en la década de 1880, quien en sus escritos mencionó que los perros habían atacado a las cabras de su misión, aunque no proporcionó muchos detalles específicos al respecto.
A fin de cuentas, esa fue la causa de la extinción del perro yagán.